A la luz de los pensamientos más oscuros. Allí donde la claridad es una luz entre tinieblas fúnebres, posan los cuervos del mal. Anuncian la llegada del fin. Y nosotros, los todavía no muertos, esperamos su llegada.
Hemos rociado las manos de elixir. Así es como nos hicimos inmortales. Ante la muerte inminente; cobran de nuevo las deudas, sin importar nuestros esfuerzos, pues, desde que perdimos, somos seres-esperando-el-fin.
Poco sabemos del descanso eterno. Solamente sabemos que cuando llegue, será para siempre.
Nota de un peregrino fiel.
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