sábado, 10 de junio de 2023

Alguien desnudo bajando por el bosque

Qué dicha escuchar el arroyo atravesar el monte. ¡Ese es el último de todos los pasos! Los mensajes que ofrece el monte. Los oídos adecuados para las palabras justas. 

Hoy me crucé en lo alto de la montaña con un hombre que bajaba desnudo por el camino. Nos cruzamos un "Hallo" para seguir la tradición de los saludos entre los viajeros, pues pocos suelen frecuentar esos lugares [es de las pocas tradiciones sociales que todavía me gustan]. Aunque también te digo: no todo el mundo me saluda. He visto que algunos alemanes, hombres, evitan el contacto visual con el hombre de piel oscura que baja con contundencia por las laderas, con un ritmo bastante elevado, debido al entrenamiento, con pelo largo y barba densa. ¿Será por una cuestión de miedo social? 

Bueno, pues eso: me encontré a un hombre bajando la cuesta completamente desnudo. Le saludé. En el saludo noté su alegría por mi presencia y mi naturalidad, al no sobresaltarme por su falta de vestimenta. ¡Me imagino cómo habrían reaccionado caminantes ahogados por la sociedad! ¡Ellos van al monte a "hacer actividades familiares" y terminan viendo un hombre desnudo! Con la represión sexual que suele existir en las sociedades, me habría partido de risa si hubiera visto esa escena. Ojalá hubiera ocurrido [me parto]. Pero no, ese es mi monte, he visto ocasionalmente a pastores alemanes con sus perros, a parejas buscando sitio para intimar, he tenido arañas por mi cuerpo, serpientes... ¡cómo no va a ser mi monte! Tengo hasta descubiertas algunas zonas colindantes a los caminos señalizados que podrían servir de refugio para cuando ocurra el principio del fin. Pues eso, frecuento todo tipo de lugares profundos, me subo a las rocas altas, corro por laderas [abrazando los precipicios]. ¡Cómo no voy a saludar a alguien que pasea con naturalidad mostrando su cuerpo! 

Otra cosa es que me saluden o les note el miedo en sus ojos. Pero ese no fue el caso, el hombre me sonrió contento. Pero yo siempre estoy al tanto cuando estoy en mi estado natural. Si hay alguna circunstancia anómala a punto de suceder, ya la tengo prevista [ya hay un movimiento planeado]. La vivencia de la situación del estado de alerta es una de las prácticas más saludables para nuestra vida. Pero hablemos brevemente sobre este fenómeno, me interesa poner el foco en el hombre. 

El hecho de ir desnudo por una zona que todavía es transitable, que se encuentra relativamente cerca de la población rural, muestra algún grado de excepcionalidad. Pensaría de una forma distinta si el escenario fuese una jungla poderosa asiática, o bien una selva colombiana. En ese tipo de escenarios es probable que existan comunidades alejadas de la sociedad, dedicadas a prácticas desconocidas, tales como desnudos grupales. En ese tipo de escenarios, el hombre caminante vestido de chándal [es decir, el Peregrino Fiel] seguramente sería el excéntrico, en lugar del hombre caminante desnudo. Pero seamos sinceros. Ese no es el caso de los pueblos sureños de Alemania. Así que estuve pensando en dos posibles escenarios: o bien se trataba de una práctica de liberación personal [o demostración de predisposición sexual], o bien se trataba de una persona en proceso de desinhibición y/o rebeldía para con la sociedad. En el primer caso, me habría cruzado con alguien que pone en cuestión sus límites. En el segundo caso, podría ser una persona atormentada, predispuesta a iniciar un conflicto con los humanos "sociales". Creo que este último caso es poco probable, pues noté cómo se alegraba al ver mi saludo natural. 

Ahora bien, con mi lenguaje corporal le dejé claras las distancias, por si pretendía algún acercamiento sexual. Le dije, sin palabras: "No me atraen los hombres, señor".

Después del saludo, seguí con mi travesía, rapeando el disco de Siempre Fuertes de SFDK. Esa es mi percepción de la naturaleza de los bosques. Alguna serpiente me crucé por el camino, algunas abejas se posaron en mis brazos, y, ahora, justo después de ducharme, tenía una araña muy pequeñita enredada en el pelo. Por cierto, ya el moño se me queda corto para organizar la melena, a ver si algún día me inclino por los turbantes [pero dan mucho calor...]. En fin, he dejado la araña en otro sitio para que continue con su travesía. De hecho, esta actitud de respeto con la naturaleza frondosa se encuentra profundamente arraigada en mis acciones diarias.

Por ejemplo, en un momento del camino, cuando quería reposar en la sombra, encima de unos troncos, decidí continuar y no pararme a reposar. ¿Sabes por qué? Porque allí donde podía apoyar mis pies para saltar encima de los troncos había hormigas, arañas, insectos... si lo hubiese llevado a cabo, algunos animales habrían muerto por mi "cabezonería" de sentarme en los troncos. Cada vez me encuentro más conectado con los montes, me gusta cruzar las cuestas por las zonas más difíciles, pues me permiten conocer lo que hay más allá del camino; en lugar de continuar los caminos humanos, y quizás por ese motivo, estoy más sensibilizado con el entorno [debo decir que no es un acto de sensibilidad de corte racional, no hay reflexión en ese proceso, hay una unidad con el monte que me conduce a tener ese "ritmo" de avance y reposo en los diferentes tramos, que podríamos perfectamente denotar con el título "prudencia"; aunque no se trate de prudencia, algo así como una actitud prudente estoy teniendo, cuando estoy prefiriendo no descansar para no asesinar a los habitantes del monte].

Pues igual que intento estar en armonía con el bosque [digo intento porque esa es mi predisposición], también me gusta encontrarme con situaciones inesperadas. Pero claro... no todo el mundo quiere subir 10-15 km de cuestas altas, de monte puro, de Schwarzwald. Seguramente por eso no me suelo cruzar con personas en ese tipo de ambientes. Creo que si subes a esos sitios, ya es porque tienes algún tipo de conexión con la naturaleza. Y me tomo la licencia de ir más allá: si bosques tan bonitos, tan poderosos, naturales, fuertes, acogedores, no suelen acoger a seres humanos, es precisamente porque los seres humanos que viven en los alrededores están todos en ese estado de "reposo" o "desconexión" permanentes. ¿Cada cuál tiene su camino en el destino, verdad?


2 comentarios:

  1. Los montes acogen a aquellos que se atreven a caminar por sus sendas mas complicadas, sus cuestas mas inclinadas, sus precipicios mas peligrosos, encontrando después de esa larga travesía, un lugar magnifico en ocasiones, otras veces, encontrando ese lugar magnifico en el proceso de caminarlos. Como bien dices, cada cual tiene su camino en el destino, conexión natural con el todo.

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  2. Estoy muy en sintonía con tu comentario. Muchas gracias por compartir esa bonita descripción del monte. Te mando un abrazo allí donde estés, seas quien seas.

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