“El destino de los hombres está marcado por la presencia de la omnipotencia. Son las rutas religiosas las que marcan senderos y nos sitúan en la lejanía del vivir. O eso creen aquellos que se defienden de los ataques contra la razón. Aunque la presente obra no trate de ninguno de los dos senderos, pues se halla entre la razón y la fe, donde la mirada humana puede lograr sobreponerse a los desiertos, sí deja caer su semilla sobre los cielos para dar a conocer una de las rutas que conducen al fenómeno de la divinidad. Entre lo humano y lo divino nace la búsqueda por la esencia, el camino a la evidencia o la pregunta por la certeza. Ante las intuiciones que sirven de soporte para los actos del conocimiento se encuentra el paradigma de la constitución de la voluntad, origen de deseos, esperanzas, ilusiones, y en definitiva, creadora de eternas historias, como la historia de la Cristiandad.
Para quienes buscaron la metamorfosis y combatieron contra el dolor para terminar siendo parte del dolor. Para quienes buscan la verdad en la mentira con la mentira de la verdad. Para la filosofía de los comienzos.”
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