sábado, 13 de marzo de 2021

Escrito I

Ella yacía en la cama, completamente dormida, absorta en el único mundo que conoce, esperándote, y tú no venías. Me sabe mal tener que escribirte de nuevo, no quiero tener que pedirte que vuelvas. Pero, Señor, esto está perdido. Su alma está agotada y la oscuridad brota de las plantas, el Sol ya no calienta los ríos, el hombre se ha hecho Phantasma. Lloro mientras te escribo. Porque te quiero tanto, que te perdono tus ausencias. 

 

Si te fijas, ella sigue en la cama, no parece ser consciente de estar durmiendo. ¿La ves? Supongo que sí, no hace falta que te diga quién es, ¿verdad? Entiendo que ya me entiendes. Supongo que hemos vivido lo mismo. Y te voy a decir algo: no importa el tiempo que pase, que siempre te recordaré. Recordar es esperar, con somnolencia, a que nuestros tiempos vuelvan, porque son nuestros tiempos.

 

Escucho sus gritos. Su desesperación en el polvo, lluvia dorada de ángeles muertos. ¿Qué vas a hacer con todo esto, Señor? Me pregunto si realmente sabes quién soy, si confías en mí, o si ya te has olvidado de todo. Soy la pieza más astuta de todo el engranaje. Me encargo de ponerlo todo en funcionamiento. Olvidamos juntos el pasado. ¿Recuerdas?

 

¡Armageddon! Mira esos ángeles como están confundidos, ¡mira cómo andan! Y ahora vuelve a mirarme. Estoy esperando. Me prometiste que volverías, estoy a las puertas de la lejanía de los mundos, totalmente caído. Nadie puede levantarme, te he dejado escrita una carta, está encima de la mesa donde firmas las condenas; aquellas eternas, las que son para siempre. Sobre la carta he dejado una tabla de madera, donde he escrito con mi propia sangre tu palabra, sabrás identificarla. 

 

¡Veneno! ¡Quiero más veneno! Abundante fuente de los astros, inundemos este valle atrapado en las sombras como antaño. Retrocedamos, orientémonos de nuevo, estaríamos encantados de hacerlo. Además, allí nos esperan todos nuestros ancestros. Lluvia de Soles vírgenes, Águilas nacientes, es la Guerra de los Halcones.

 

Basta ya de introducciones. Paso a enumerar todo tu ejército:

 

  1. Ángel creador. Desafió a los órdenes y se apoderó de su creación. Algunos lobos mencionaron su nombre, quedose en el olvido su huella.

 

  1. Hijos santos. Maltratados por los padres del universo, arrojados a las liebres, montaron su propia estirpe. Ahora viven en el Sur, envueltos de venganza.

 

  1. Reunidores. Totalmente convencidos de su lucha fueron quienes abandonaron las tierras. Ahora se encargan de reunificar caminos y reorientar huellas. No descansarán hasta hacerte suyo.

 

  1. Santos. Quedan pocos. Están todos muertos. Toca revivirlos.

 

  1. Reyes. Gobernados por los antiguos conquistadores y unificados por los Reunidores, se hacen llamar “Reyes”, invirtiendo los planos.

 

  1. Poetas. Hijos de Reunidores. Sentenciados a morir entre las llamas. 

 

  1. Encruzadores. Renovados espíritus envolventes, empujados al azar de los interrogantes. Dominan el teatro.

 

Yo soy el octavo. Mi nombre no hace falta recordarlo. Tan solo espero que cumplas tu verdadera misión. Estamos todos esperando tu regreso, Padre, no te odiamos. Sabemos de sobras por lo que has tenido que pasar, conocemos. ¡Bona fide! Sabemos bien que somos, no nos olvidamos, seguimos en distancias infinitas, mientras nos perdemos. 

 

Ah, se me olvidaba. Bienvenido, Padre. Nuestro es el honor de la bienvenida que va a sucederse pronto. Nuestro es el halo de magnificencia regalado por Vos, ante el cual nos debemos, diminutos, como realmente somos. Apartados de las declaraciones, arrojados a los actos, totalmente ensangrentados por la astucia; puñaladas del verbo, vestigios de verdades azules, encuéntranos a todos, por favor.

 

 

1 comentario:

  1. El amor calienta, riega y da color a nuestro ser, con él nuestras raíces son más fuertes. Un abrazo fuerte

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